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La activista comunitaria Julissa Soto calcula que ha ayudado a vacunar a más de 13,000 personas en Colorado durante los últimos siete meses a través de sus esfuerzos organizando jornadas de vacunación en iglesias y mercados. (Olivia Sun, The Colorado Sun vía Report for America)

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Julissa Soto llegó temprano a la iglesia el Miércoles de Ceniza, un día tan apropiado como cualquiera para animar a que las personas pensaran en la mortalidad.

Últimamente, Soto había estado yendo mucho a la iglesia, parte de un trabajo que ella, como católica devota, considera un tipo de vocación espiritual. Por eso, cuando el sacerdote se adelantó durante la misa para empezar a distribuir cenizas e inclinó la cabeza hacia ella, Soto no titubeó.

Se levantó de su asiento en el banco delantero de la iglesia, caminó hacia el púlpito y empezó a hablar en español, su lengua materna, para compartir el evangelio de la vacunación contra COVID.  

“Protéjanse a sí mismos y a sus seres queridos”, les dijo a los integrantes de la congregación. “Protejan a su comunidad”.  

Terminó sus comentarios con un simple: “Gracias y que Dios los bendiga”. Y, luego, después de que el sacerdote usara su pulgar para poner cenizas en forma de una cruz sobre su frente, Soto regresó a su asiento.

Una misa menos, cuatro misas más, ese día en la Iglesia Católica Ascensión en el vecindario de Montbello en Denver.  

Soto es una consultora independiente de salud y defensora de la comunidad latina, quien por meses ha estado organizando jornadas de vacunación en los tipos de lugares a los cuales los funcionarios de salud pública tradicionalmente no van o se les dificulta el acceso.

A veces estos lugares no quieren abrir sus puertas a eventos de vacunación por temor a la controversia que pueden crear. Soto dice que invierte semanas o meses para ganarse al sacerdote de una parroquia antes de poder organizar un evento en su iglesia. Otras veces, estos son lugares en los que los líderes de salud no han pensado en organizar un evento. En cualquier caso, el trabajo requiere entender profundamente a la comunidad y la confianza de sus integrantes. 

Según las cifras de Soto, en sus eventos se ha vacunado a más de 13,000 personas desde septiembre, la gran mayoría de ellas latinas.

Elizabeth Morales, de 7 años, recibe una dosis de refuerzo de la vacuna contra COVID-19 de manos de Andrene Watson el 13 de marzo de 2022, en la Iglesia San Pío X en Aurora. (Olivia Sun, The Colorado Sun vía Report for America)

Existe una gran necesidad. La población latina en Colorado tiene la tasa de vacunación más baja entre todos los grupos étnicos del estado, algo que Soto atribuye no a la resistencia a vacunarse, sino a la falta de oportunidades adecuadas para aprender sobre la vacuna y recibir la inyección.

“Necesitamos salir [a la comunidad] y apresurar la vacunación”, dijo. “Realmente siento que no hemos hecho un buen trabajo para estar donde deberíamos estar”.

Sin embargo, ahora los funcionarios estatales y locales están cambiando el método de control de emergencias que estuvieron usando para enfrentar COVID, cerrando sitios de vacunación y pruebas comunitarias, y pasando esos servicios al sistema tradicional de atención médica. Tener acceso a tratamiento en este sistema tradicional es muy difícil para muchas familias latinas, según Soto ha observado. Teme que su comunidad, muy golpeada durante la pandemia de COVID, quede nuevamente rezagada.

“Para todos ya se acabó”, dijo sobre la actitud que observa entre los líderes del estado frente a COVID. “No quieren hablar de eso”.

Y, sobre eso, Soto tienen un mensaje. “Digo: ‘Sí, [para] tu gente se acabó, pero no [para] la mía’”.

Según datos oficiales, Colorado ha realizado un pésimo trabajo en la vacunación de sus habitantes latinos.

De acuerdo con información del Departamento de Salud Pública y Medioambiente de Colorado (CDPHE, por sus siglas en inglés), solo el 39% de la población hispana en el estado ha recibido por lo menos una dosis de la vacuna contra el coronavirus. Entre la población blanca del estado, la tasa es casi igual al promedio en general en el estado: 77%.

Un reciente análisis de Kaiser Family Foundation encontró que la tasa de vacunación hispana en Colorado era un poco mayor, con un 42%. Sin embargo, aún con eso, la tasa de Colorado es la segunda más baja en el análisis, empatando con Idaho y superior solo a la tasa de vacunación hispana en Dakota del Sur.

En el análisis, Colorado también cuenta con la segunda diferencia más grande entre las tasas de vacunación de la población blanca y la población hispana en el análisis: 37 puntos porcentuales.

El análisis no incluye datos de un puñado de estados que no reportan tasas de vacunación por grupo racial o etnico. También contiene una nota a pie de página que dice que diferentes métodos para reportar y clasificaciones raciales/étnicas complicaron el análisis y podrían causar dificultades para comparar las cantidades entre los estados.

Todo esto está ocurriendo en un estado donde los funcionarios de salud han hablado sobre la priorización de la equidad desde el principio de los esfuerzos de vacunación, con campañas publicitarias en español y autobuses de vacunación móvil que van a sitios comunitarios, como escuelas, bibliotecas y centros recreativos. Hasta para quienes estudian las disparidades raciales en la atención médica, no les queda claro por qué Colorado ha obtenido tan malos resultados.

Personas forman una fila para recibir la vacuna contra COVID-19 de un autobús de vacunación móvil estacionado en la Iglesia Católica San Pío X en Aurora el 13 de febrero de 2022. (Proporcionada por Julissa Soto)

“Estamos tratando de entender por qué nuestro estado se está desempeñando mucho peor, especialmente con todo lo que hemos hecho”, dijo la gerenta del programa de colaboraciones y estrategias con el Departamento de Salud de Tri-County (Tri-County Health, en inglés), Alexandra Kellogg, quien trabaja con Soto en muchas de sus jornadas de vacunación.

Parte de la disparidad quizás sea un espejismo con los datos, según dijo el estado. Es posible que sea menos probable que los residentes latinos indiquen su grupo racial y étnico que otros residentes. CDPHE ha realizado modelados estadísticos para calcular las verdaderas tasas de vacunación. Pero hasta con esto, la tasa entre las personas latinas es menos del 48%, mientras que la tasa entre las personas blancas aumenta al 82%, una diferencia que sigue siendo la segunda más amplia por bastante.

“La señal es [que] tenemos una disparidad”, dijo la doctora Lisa DeCamp, profesora adjunta de pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado, quien también trabaja como profesora en el Centro Latino de Estudios y Políticas de la Facultad de Salud Pública de Colorado. “Quizás sea menor de lo que estamos observando, pero la disparidad sigue existiendo”.  

Sin embargo, para Soto, la razón de la disparidad es obvia: Colorado no se ha comprometido suficientemente a entender a la comunidad latina ni a ir a lugares donde vacunarse sería más conveniente. Por eso empezó a visitar iglesias en toda el área metropolitana de Denver y Colorado Springs, convenciendo primero a los sacerdotes para que organizaran eventos de vacunación, y luego convenciendo a la congregación para que fuera a esos eventos.   

No es tímida en su discurso. Sus eventos ofrecen incentivos, los cuales con frecuencia incluyen mascarillas y pruebas de COVID; a veces, tarjetas de regalo. Ha intentado atraer a mujeres jóvenes a los eventos al describir lo guapo que es el doctor que estará disponible para contestar preguntas. Hay comida, quizás música.  

Soto es ciudadana estadounidense naturalizada con una maestría en salud pública. Comparte libremente su historia personal con personas en los eventos de vacunación que organiza: cómo nació en México y cruzó por primera vez la frontera para entrar al país en la cajuela de una camioneta, sin hablar nada de inglés. Puede identificarse con todos en la comunidad, dice. A cualquier persona que ve le dice cariñosamente “mija” o “mijo”.

“Todos son mi familia aquí”, dice. “Así es como debes tratar a la gente”.

“Esta es una fiesta de vacunación”.

A veces, realmente lo es. Soto ha organizado jornadas de vacunación en Stampede, una discoteca en Aurora. Uno de los eventos la semana pasada se realizó en La Plaza Colorado, un gran mercado y espacio para eventos.

Un hombre recibe una vacuna contra COVID-19 durante un evento en la discoteca Stampede en Aurora en noviembre de 2021. (Proporcionada por Julissa Soto)

Menciona la idea de un evento en un Hooters. “Alitas calientes y vacunas, hagámoslo”, dice. ¿O quizás lavado de coches con vacunas? ¿O en una llantera?

“La salud pública no debe avergonzar”, dice. “Deberíamos ir a donde tenemos que ir”.  

Un domingo reciente, Soto estuvo en una jornada de vacunación en la Iglesia Católica San Pío X en Aurora, a pocas cuadras del Complejo Médico Anschutz.

El evento estaba programado para empezar a las 10 a.m., para coincidir con la salida de la primera misa. Pero a las 9:20 a.m. ya había una fila, así que empezaron antes. No le digas que no hay demanda de vacunas en la comunidad latina, Soto dijo.

La activista comunitaria Julissa Soto (no fotografiada) calcula que ha ayudado a vacunar a más de 13,000 personas en Colorado durante los últimos siete meses a través de sus esfuerzos organizando jornadas de vacunación en iglesias y mercados. (Olivia Sun, The Colorado Sun vía Report for America)

El día de ese evento, realizado en colaboración con Tri-County Health, se vacunaron a alrededor de 200 personas, muchas de las cuales recibieron su primera o segunda dosis. Se escuchaban porras cada vez que un niño recibía su primera vacuna. Soto se aseguró de que las mujeres embarazadas y personas de la tercera edad evitaran hacer fila. Le dijo al personal de salud que no trataran duramente a quienes no tuvieran sus tarjetas de vacunación con dosis anteriores. No es necesario presentar una identificación. Recuerden ser amables y sonreír.

“Les digo a todos que son bilingües, aunque no hablen español”, Soto dijo. “Hablas inglés y hablas corazón”.

Una semana antes, se vacunaron a 150 personas en uno de sus eventos de vacunación en Colorado Springs durante una tormenta de nieve. El evento durante el Miércoles de Ceniza estuvo abierto por más de siete horas, durante las cuales Soto habló en ocho misas diferentes.

Pero el trabajo de los eventos empieza mucho antes de eso. Soto dijo que durante la semana antes de sus jornadas de vacunación, pasa días caminando por los vecindarios cercanos tocando a la puerta de las personas para informarles sobre el evento o dejando folletos en edificios de departamentos. Visita supermercados latinos, y toca a la puerta de atrás en las cocinas de restaurantes.

Cuando el domingo llega, Soto viene en una camioneta llena de cajas con pruebas de COVID para distribuir. Se asegura de sentarse en el banco delantero de la iglesia para demostrar su respeto y cortesía al sacerdote. 

La activista comunitaria Julissa Soto calcula que ha ayudado a vacunar a más de 13,000 personas en Colorado durante los últimos siete meses a través de sus esfuerzos organizando jornadas de vacunación en iglesias y mercados. (Olivia Sun, The Colorado Sun vía Report for America)

Ganarse al sacerdote de San Pío X había sido particularmente difícil para ella, porque a él le preocupaba que hablar mucho sobre la vacunación en su iglesia molestara a algunos miembros de la congregación, Soto dijo. Pasaron seis meses antes que el sacerdote aceptara organizar un evento.

Ese domingo, Soto escuchó atentamente las palabras del sacerdote durante el sermón, sobre querer a tus amigos y enemigos, y planeó cómo incluir esas palabras durante su propio discurso. Cuando llegó su turno, terminó su discurso exhortando a la congregación a que asistiera a su evento de vacunación afuera diciendo: “Así que, inviten a sus amigos y también a sus enemigos”. Los presentes se soltaron a reír.

  

Una razón por la que es tan vital tener como organizadores de las iniciativas de alcance a personas que entienden a la comunidad latina es porque existen muchos obstáculos para esa comunidad, dijo DeCamp, la profesora de CU-Anschutz. La disparidad en la tasa de vacunación realmente es un reflejo de todo tipo de obstáculos socioeconómicos en el acceso. 

Las personas que pertenecen a la comunidad latina tienen trabajos que desproporcionadamente presentan dificultades para tomarse tiempo libre y vacunarse, DeCamp dijo. O quizás no pueden tomarse horas libres por enfermedad para faltar al trabajo si la vacuna causa un fuerte efecto secundario. El estado cuenta con reglas para que ambos se permitan, pero saber sobre esas reglas y realmente poder aprovecharlas son dos cosas distintas, especialmente si no hablas inglés.

A nivel nacional, es menos probable que las personas latinas o hispanas puedan trabajar desde casa y tengan horarios laborales flexibles, según la Oficina federal de Estadísticas Laborales. Lo mismo sucede en Colorado, donde un informe publicado en 2020 por economistas en la Universidad Estatal de Colorado encontró que más de la mitad de las mujeres y hombres hispanos en el estado tienen trabajos con poco potencial para trabajar en casa, mientras que más de la mitad de las mujeres y hombres blancos tenían trabajos con por lo menos potencial promedio para trabajar en casa. 

En Colorado, encuestas demostraron que la pandemia ha golpeado a las familias latinas. Una encuesta encontró que el 60% de las familias latinas enfrentaron un recorte de sus horas de trabajo o de su salario durante la pandemia, mientras que el 50% tuvo dificultades para pagar el alquiler o la hipoteca. Otra encuesta encontró que, en comparación con cualquier otro grupo racial o étnico, es más probable que los latinos digan que el costo de vida es un problema grave en Colorado. 

“La precariedad económica en la que las familias podrían encontrarse quizás sea un impedimento real para vacunarse”, DeCamp dijo.

Los obstáculos van más allá de lo financiero. Las personas inmigrantes que viven en el país sin autorización quizás teman que vacunarse atraiga la atención de agentes migratorios, aunque el estado ha ordenado a los proveedores que no requieran identificación para recibir una vacuna. Además, es más probable que las personas hispanas en Colorado reporten una mala atención en el sistema de cuidados de salud, en comparación con las personas blancas. Y los obstáculos con el idioma también pueden presentar un problema.

“Necesitamos un cambio en nuestro sistema, así se sienten bienvenidos para recibir atención”, dijo Rich McLean, un integrante del consejo con Aurora Health Alliance que ha trabajado por años con Soto para mejorar la equidad en salud en la ciudad.

Misa dominical el 13 de marzo de 2022 en la Iglesia San Pío X en Aurora. (Olivia Sun, The Colorado Sun vía Report for America)

Esta necesidad de implementar iniciativas de alcance altamente especializadas en comunidades marginadas está recibiendo atención entre líderes de salud pública. Kellogg, con Tri-County Health, dijo que su departamento, al observar el éxito de Soto, empezó a enviar sus propias promotoras comunitarias a los vecindarios antes de las jornadas de vacunación. Anteriormente, solo habían estado en los eventos para contestar preguntas. El departamento también contrató a una especialista en comunicaciones que habla español como lengua materna.

“Realmente estamos examinando internamente cómo podemos enviar más personal a la comunidad, [para] tener conversaciones cara a cara”, Kellogg dijo.

Estas conversaciones se ven nubladas por una inquietud sobre cuánto tiempo más podrán continuar estas jornadas de vacunación equitativa, como las que Soto organiza, a la vez que el estado y la nación reducen sus respuestas ante COVID.  

CDPHE prometió continuar proporcionando fondos para los eventos de vacunación equitativa.  

“Definitivamente no estamos pasando a otra cosa”, dijo Scott Bookman, jefe de la respuesta sanitaria estatal a COVID-19.

Los eventos de vacunación se financian principalmente con dinero federal, el cual se espera que dure hasta por lo menos finales de junio. Pero no se sabe bien cuántos fondos más el estado recibirá después de eso. Sin el dinero para financiar las jornadas de vacunación y otros esfuerzos, los expertos temen que COVID tenga un impacto particularmente desigual en el futuro.  

“Esa es la inquietud, que (la comunidad latina) siga enfrentando el sufrimiento lento y prolongado que no se detecta porque no tenemos los fondos necesarios para deshacernos de esas diferencias”, DeCamp dijo.

Soto dijo que su trabajo en los eventos de vacunación es agotador.

Trabaja entre 50 y 70 horas a la semana aún antes que cada evento empiece, dijo. Maneja cientos de millas en su coche y deja de pasar tiempo con sus hijos y nietos. La han criticado e insultado.

“Siempre me toca [recibir lo negativo], dijo. “Me llega lo antivacunas. Me llega lo antiinmigrante. Me llega lo antitodo”.  

La activista comunitaria Julissa Soto calcula que ha ayudado a vacunar a más de 13,000 personas en Colorado durante los últimos siete meses a través de sus esfuerzos organizando jornadas de vacunación en iglesias y mercados. (Olivia Sun, The Colorado Sun vía Report for America)

Pero dice que no está harta, ni hasta después de más de un año de trabajar sin descanso para promover la vacunación. No lo puede estar.  

Mientras se movía enérgicamente antes del comienzo del evento el Miércoles de Ceniza en la Iglesia de la Ascensión, verificando las últimas cosas y bromeando con el personal de salud, pensó sobre la carga del trabajo.

“A veces, me pongo triste y me pregunto cómo diablos me metí en esto”, dijo, corrigiéndose.

“Aquí estoy, en la iglesia, diciendo groserías”.

Su mente regresó al punto.

“Pero he ido demasiado lejos para regresar”.

Momentos después, justo antes que el evento empezara, se reunió con los trabajadores y abrió las palmas de sus manos para decir una oración.  

“Todos nosotros somos hermanos y hermanas el día de hoy”, dijo. “Vamos a trabajar juntos para salvar vidas”.  

Y con eso, la oración terminó, como era necesario. Una familia ya había formado la fila para vacunar a sus hijos.

Traducido y editado por Alejandra X. Castañeda

ACTUALIZACIÓN: Esta historia se actualizó a las 5:10 p.m. el 30 de marzo de 2022, con el objetivo de explicar más los métodos de Kaiser Family Foundation para analizar datos.

ACTUALIZACIÓN: El título de esta historia se cambió a las 10:00 a.m. el 31 de marzo de 2022, después de que uno de los autores del análisis de Kaiser Family Foundation le dijera a The Sun que, aunque Colorado tiene la segunda tasa de vacunación hispana más baja en este informe, la variabilidad en cómo los estados reportan los datos significa que las cifras no están diseñadas para usarse con el objetivo de clasificar a los estados. “Creo que los datos proporcionan una imagen generalizada de los patrones de vacunación entre los estados”, dijo Samantha Artiga, directora del Programa de Equidad Racial y Políticas de Salud en Kaiser Family Foundation. Los representantes del departamento estatal de salud no disputan en general la tasa de vacunación de Colorado que aparece en el análisis ni disputan la diferencia significativa entre las tasas de vacunación de las personas hispanas y blancas que el análisis muestra para el estado. Sin embargo, mencionaron a The Sun que no les parecía justo decir que Colorado ocupó el penúltimo lugar en el análisis.

John Ingold is a co-founder of The Colorado Sun and a reporter currently specializing in health care coverage. Born and raised in Colorado Springs, John spent 18 years working at The Denver Post. Prior to that, he held internships at...